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El socialismo ganó en España, pero deberá pactar

España cerró este domingo los resultados de las elecciones legislativas, marcadas por un voto masivo hacia el socialista Pedro Sánchez que ganó con 29% de los votos, aunque sin mayoría para gobernar, ya que también aumentaron los votantes de la ultraderecha representada por Vox.

Los colegios ya cerraron los comicios. La participación se anunciaba muy alta, ya que dos horas antes del cierre era del 60,75%, es decir 9,5 puntos más que a la misma hora en las pasadas elecciones de 2016.

El presidente saliente es el claro vencedor de los comicios en los que el PSOE, con 123 diputados, casi dobla en número los escaños del PP, que, con 16,7% de los votos, obtenía 65 bancas, un retroceso histórico respecto a los 137 diputados que tenía el partido liderado por Pablo Casado.

Los liberales de Ciudadanos se situaban en el tercer lugar con 15% de los votos y 57 escaños, seguidos por Unidas Podemos, con 14 % de los votos y 42 diputados.

En quito lugar irrumpía Vox, que, con 10% de los votos y 24 diputados, se convierte en el primer partido de ultraderecha en acceder en el Congreso de los Diputados español en casi 40 años.

Con estos resultados, el PSOE deberá llegar a acuerdos con los izquierdistas de Podemos y otros partidos minoritarios para gobernar. Aún está en el aire si tendrán que pactar con los independentistas catalanes, que obtienen 15 escaños.

Sánchez pidió mayoría estable

Sánchez, jefe de un gobierno minoritario desde junio, pidió este domingo después de votar «una mayoría parlamentaria lo suficientemente amplia que permita cuatro años de estabilidad», después de «muchos años de inestabilidad».

Pero se enfrentaba a tres partidos que ya le arrebataron la región de Andalucía, el gran feudo histórico del socialismo hasta hace poco: los liberales de Ciudadanos, el conservador Partido Popular (PP) y la extrema derecha de Vox.

El líder de la oposición conservadora, Pablo Casado, del PP, dijo estar abierto a gobernar con Ciudadanos y Vox, un partido fundado hace cinco años y que lleva meses llenando auditorios en sus mítines por toda España.

Por su lado, Sánchez llamó a la movilización de su electorado ante el «peligro» de una alianza mayoritaria con la extrema derecha. Sánchez «me parece una opción moderada. No lo ha hecho demasiado mal estos últimos meses», dijo en un colegio de Madrid Carlos González, jubilado de la construcción.

En Barcelona, Victoria Gracia, de 59 años, dijo haber votado a Podemos «para que pacten con el PSOE y lo mantengan a raya», y porque siente «repelús» (temor) de pensar en un ejecutivo de derecha.

Pese a la lógica de bloques dominante, subsiste una posibilidad intermedia, no desmentida por el dirigente socialista: la de entenderse con Ciudadanos, liderado por Albert Rivera, en caso de ser la única mayoría de gobierno posible.

Esto le evitaría a Sánchez tener que apoyarse en los partidos separatistas catalanes, que a cambio le piden algo a lo que él se opone firmemente: un referéndum de autodeterminación.

La cuestión catalana

Durante la campaña, buena parte del debate político giró en torno al conflicto político catalán. En junio, Sánchez se apoyó en los partidos catalanes para hacer prosperar la moción de censura con la que expulsó del gobierno al conservador Mariano Rajoy.

La maniobra le valió acusaciones por parte de la derecha de ser «un traidor» y «un peligro público», y dio alas a la ultraderecha. El presidente del gobierno saliente replica que fueron los separatistas y la derecha quienes tumbaron en febrero su Presupuesto 2019 y forzaron este adelanto electoral, las terceras elecciones legislativas en apenas tres años y medio.

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