Por el ataque que el jueves pasado sacudió al microcentro de la ciudad, una pareja fue imputada de intento de homicidio.
Las dos personas sospechadas por la agresión contra Marcelo Molina (47) permanecen detenidas y esperan que la Fiscalía les tome declaración indagatoria, una vez que el expediente llegue desde la Unidad Judicial Nº 1.
Mientras tanto, la pesquisa continuó adelante con la toma de testimonios de testigos y la recolección de pruebas en el sector de calle Rivadavia donde se desencadenó el conflicto la semana pasada.
También están en estudio imágenes de cámaras de seguridad ubicadas en la zona, señalaron fuentes de la investigación.
El ataque sucedió el pasado 4 de marzo en horas de la siesta en Rivadavia al 100. Todo se originó con una discusión en una pensión de la zona, localizada en el corazón comercial de Río Cuarto.
El robo de un teléfono celular habría sido el motivo del altercado que enfrentó a Molina con la pareja que ahora está detenida.
Apuñalado
Molina fue apuñalado en la región intercostal izquierda. Malherido, el muchacho salió a la calle y caminó cincuenta metros hasta quedar tendido en la esquina de Rivadavia y General Paz. Allí lo asistieron transeúntes y efectivos policiales, que dieron inicio a la investigación judicial.
Internado en el Hospital San Antonio de Padua, el herido presenta una mejoría, afirmaron las fuentes consultadas ayer.
Con las primeras averiguaciones, inmediatamente detuvieron a Jerónimo González (43) y a una mujer de apellido Cuello, de 30 años.
La pareja convive en la pensión donde comenzó la gresca. En tanto, la víctima habría estado como invitado en el lugar.
Testigos revelaron que en el departamento de calle Rivadavia hubo una discusión subida de tono que pasó a los daños y al ataque físico contra Molina.
El hombre habría sido atacado con un cuchillo de cocina que los pesquisas secuestraron en la vía pública, a unos cinco metros de la puerta de ingreso a la pensión.
La Policía tomó intervención a las 16, pero vecinos afirmaron que por lo menos una hora antes habían escuchado ruidos de una posible pelea, pero sin lograr identificar desde dónde provenían.
En ese momento, casi la totalidad de los negocios permanecían cerrados y los comerciantes se sorprendieron con la escena cuando llegaron para iniciar las tareas vespertinas. Para esa hora, un cerco de más 200 metros limitaba el acceso al centro.
En ese perímetro trabajó durante más de horas la División Investigaciones de la Departamental y la Policía Judicial. También arribó una ambulancia para asistir a una testigo que había sufrido una descompensación mientras esperaba ser trasladada a la Unidad Judicial.
