La detonación de la crisis político-institucional ha propagado la incertidumbre en los mercados y en las Bolsas, agravado porque se acerca el período en que Italia debe rendir cuentas a la Unión Europea de su ley de presupuesto 2020 en un contexto difícil.
La Bolsa de Milán cerró a menos 2,57%, con pérdidas acumuladas al 7.1% en la semana. El spread, que mide la temperatura de las tasas de interés, subió en torno a 240 puntos, lo que aumenta el costo de los títulos públicos.
El presidente italiano Sergio Mattarella está en primera línea, como en todas las crisis, y una de sus preocupaciones principales es evitar que el país entre en una nueva fase de agitación en los mercados.
La economía italiana está a nivel cero en este trimestre y el resultado anual será prácticamente de estancamiento. Hace veinte años que el país no crece.
La caída del gobierno agravará los peligros. No se sabe cuando se votarán nuevas elecciones, aunque Matteo Salvini quiere que los comicios anticipados se realicen no más allá del 20 o el 27, los dos últimos domingos de octubre.


