Más de 300 miembros del ISIS atrincherados en una pequeña zona del este de Siria se niegan a rendirse a las fuerzas respaldadas por Estados Unidos e intentan negociar una salida.
Los extremistas están parapetados en la aldea de Baghouz, donde se ocultan entre centenares de civiles a quienes impiden dejar el sitio. Esas tácticas casi seguramente retrasarán que se declare el fin del autoproclamado califato del ISIS, que las Fuerzas Democráticas Sirias esperaban hacer la semana pasada.
De acuerdo con una persona cercana a las negociaciones, los extremistas piden un corredor hacia la provincia noroccidental de Idlib, que aún está bajo control rebelde.
El Observatorio Sirio por los Derechos Humanos, un grupo activista con sede en Gran Bretaña que monitorea la guerra civil en Siria, señaló que también se rechazó la solicitud del ISIS de ser evacuado al vecino Irak. El ISIS dejó en libertad a 10 combatientes de las FDS el domingo, pero no estaba claro si iban a conseguir algo a cambio, dijo el Observatorio.
El diminuto punto en el remoto desierto oriental de Siria, cerca de la frontera con Irak, es lo que queda del califato que una vez abarcó una tercera parte de los dos países e incluyó varias ciudades y pueblos grandes.


