Cientos de personas esperaron en la explanada del Centro Cívico la salida del coche fúnebre que trasladó los restos de José Manuel De la Sota, velado desde el domingo en la Casa de Gobierno.
El traslado, que estaba programado para las 11, se retrasó debido a la gran cantidad de personas que seguían llegando para darle el último adiós al ex gobernador.
Pasadas las 12.30, una multitud se congregaba con carteles, banderas y claveles rojos, no solo en la explanada del “Panal”, sino también sobre bulevar Perón.
“Vine a despedir a un amigo y a un gran gobernador”, afirmó una de las personas que dejaron una flor sobre el ataúd del ex gobernador. “Se fue un gran compañero, un gran peronista que se jugó la vida por las personas más pobres. Lo queremos, amamos y extrañamos. Tenemos que estar unidos” afirmó dolida una mujer frente al Centro Cívico.
“Trabajé 30 años con él y la única esperanza que teníamos era con él como presidente. Es tremenda la tristeza que tenemos”, dijo otra mujer antes de romper en llanto.
Antes de que saliera el cortejo fúnebre, un grupo de mujeres miembros de pueblos originarios le dedicaron una oración cantada.
En los alrededores del lugar, la Policía de Córdoba dispuso el corte del bulevar y de todas las intersecciones por donde pasaron los restos de De la Sota, depositados en el panteón familiar ubicado en el Cementerio San Jerónimo.
El recorrido del coche fue el siguiente: bulevar Perón, Sarmiento, Humberto Primero, Avellaneda, Colón y Pedro Zanni, hasta llegar al San Jerónimo.
En su paso por el Colegio Alejandro Carbó, un nutrido grupo de estudiantes agitó pañuelos blancos y celestes en homenaje a De la Sota.