La manifestación convocada por el Colegio de Profesores, la Confederación de Estudiantes Universitarios (Confech) y otras organizaciones sociales convocó a 120.000 personas en el centro de Santiago de Chile.
Alfredo Mohor, presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile y vocero de la Confech, recordó que marcharon para «acabar con el lucro efectivo que lleva al endeudamiento a miles de jóvenes, y para exigir una educación no sexista».
Incidentes
Los primeros escarceos se produjeron cuando la caravana de jóvenes se aproximó al casco histórico de la ciudad. Allí se enfrentaron con la policía chilena. Y las fuerzas especiales utilizaron carros hidrantes y lanzagases para dispersar a la multitud y obligarla a circular por la principal avenida de Santiago.
Pero sobre el final de la concentración se repitieron los desmanes cuando encapuchados lanzaron bloques de cemento a la policía y montaron barricadas, que los propios estudiantes intentaron desarmar y apagar.
La atmósfera se contaminó con los gases lacrimógenos que las fuerzas de orden utilizaron y los locales comerciales se vieron obligados a bajar sus persianas. El subte santiaguino cerró las estaciones próximas a la manifestación y algunos equipos de prensa de televisión fueron atacados mientras cubrían la marcha en vivo.
