El independentismo catalán apura un nuevo nombre como presidente de la Generalitat para no seguir derrochando oportunidades de formar un gobierno.
Después de diecinueve intentos y tres candidatos imposibles (todos procesados, con libertad condicional o en prisión por su participación en el proceso independentista) el soberanismo apunta a investir el sábado al mediodía al diputado de Junts per Catalunya Quim Torra.
Torra es un abogado y editor que no esconde su antipatía por lo español y que Puigdemont ha elegido a dedo desde Berlín, donde espera que la justicia alemana decida sobre su extradición a España.
El ex presidente confía en que Torra, que trabajó como agente de seguros, vivió en Suiza y regresó a Cataluña en 2008 para fundar la editorial especializada en no ficción y periodismo en lengua catalana A Contra Vent, sea el presidente a control remoto que él piensa comandar desde el exilio que le toque.
La candidatura de Torra, más un activista del nacionalismo catalán que un político, condena al olvido la promesa de Puigdemont de restituir al gobierno que fue decapitado en octubre de 2017 por el presidente Mariano Rajoy cuando, luego de la declaración de independencia catalana, aplicó el artículo 155 e intervino esta autonomía revoltosa.


