Las lluvias torrenciales que golpearon Rio de Janeiro el miércoles por la noche con vientos de hasta 110 km por hora dejaron al menos 6 muertos, informó este jueves el alcalde de una ciudad que permanece en “estado de crisis”.
“Tenemos varias áreas de riesgo en nuestra ciudad. El suelo está inundado, entonces puede haber deslizamientos, árboles caídos” si las lluvias continúan. “Le pido a la gente que no se quede en esos lugares”, afirmó Marcelo Crivella este jueves por la mañana, mientras los pronósticos preveían nuevas lluvias, pero menos intensas.
Aunque las zonas más afectadas fueron las de las favelas, también quedaron bajo el agua varios barrios donde suelen concentrarse los turistas, entre ellos argentinos, como Copacabana o Leblon. Aunque el temporal fue de noche, cuando los visitantes estaban a salvo en sus hoteles o departamentos, este jueves el clima era de temor y desconcierto.
Los turistas debieron quedarse en sus hoteles o viviendas, mientras los equipos de defensa civil trataban de desbloquear las calles y avenidas para que la ciudad pudiera retomar cierto ritmo de normalidad. Los aeropuertos y líneas de colectivos funcionaban de manera habitual, se informó.
Las muertes ocurrieron en las zonas sur y oeste de la ciudad, en los barrios Barra de Guaratiba, Rocinha, Vidigal y en la Avenida Niemeyer, ruta costanera que conecta los barrios de Leblon y Sao Conrado. Allí, 2 ómnibus fueron arrastrados por un deslizamiento de tierra y la caída de un árbol.
En total, cayeron al menos 170 árboles, según las autoridades. Las lluvias comenzaron a las 20.30 del miércoles y pasadas las 22 se declaró la emergencia.
A las 8.30 de la mañana del jueves, quedaban 10 zonas inundadas en los barrios de Leblon, Barra da Tijuca, Gávea, Ipanema, Itanhangá, Botafogo y São Conrado, plena zona turística, donde los visitantes debieron refugiarse en los hoteles.
El Centro de Operaciones de Rio (COR) pidió a los cariocas “desplazarse solamente en caso de extrema necesidad”, advertir a las autoridades si aparecen “señales de rajaduras” en las viviendas y estar atentos “a las sirenas” que avisan de riesgo de deslizamientos.